viernes, 21 de enero de 2011

Cuánto tiempo, viejo amigo...

Cuánto tiempo, viejo amigo...

Hace tanto que no publico en este blog, que casi lo di por muerto... Sin embargo, algo ha hecho que resucite. ¿Qué? Aún es pronto para saberlo...

Antes que nada, me gustaría disculparme por mi larga y desesperante ausencia. He estado fuera mucho mucho tiempo, y en todo este he logrado grandes propósitos, conocido a buenos amigos y llegado a ser muy muy feliz :).

Cuando escribía palabras de tinte rebelde e interés crítico, lo hacía con guantes de seda, palabras de bachillerato y dos o tres pelos en la barba. Ahora, aunque sigo sin tener mucho bello facial, curso en la Universidad, voy en tren a todos lados y reflexiono sobre la autoconciencia del hombre a lo largo de toda su historia. Suena bien, pero mejor sabe.

Mis logros en el 2010 fueron notables... Consegui "graduarme" en el Bachillerato de Ciencias y Tecnología con un 7.95 de media global (7.9 en 1º y 8.00 en 2º), saqué, tras días y días de agobio, pedir a mi Virgen, y estudiar a todos menos a Sto. Tomás, en profundidad... Un 7.709 en la Prueba de Acceso a la Universidad, conocida con mayor respeto y popularidad por Selectividad. Logré entrar en la Universidad de mi ciudad, y matricularme en algo gracias a que un muy amigo mio me abrió los ojos tal y como según dice Sócrates hacía su madre con las mujeres al dar a luz... No quiero saber qué abría esta mujer.

Estudio un Grado en Filosofía, donde he conocido a gente maravillosa, grandes amigos y bellísimas personas, contando en todos los rangos de esta "clasificación" a compañeros y profesores.

Lo único que no he conquistado aún es esa tarjetita rosa según la cual figura que estás autorizado a mirar por la seguridad vial y normas de circulación, como usuario y ciudadano más. Puto carnet...

Aquí dejo algo que puede que retome un poco el interés literario del blog, aunque no sé si es tarde para resucitarlo. Ahora lo siento como un hijo... Lo creé siendo tan joven y prematuro, y cuando vuelve a mi ya ha pasado el tiempo... Qué dramático soy.

"Viaje hacia el Mundo de las Ideas.
Aún no me he bajado del andén y ya voy despidiendo a profesores. Nadie me dijo que esto fuese fácil, es más, nadie me apoyó a emprender dicho viaje. Sin embargo, hubo algunos que sí que lo hicieron… Estos últimos compartían conmigo templo y oración, tinta y papel, amor y sabiduría.
Sé que la arriesgada tarea que decidí con 17 años emprender es la tarea de toda mi vida, el destino que me auto-escribo y un ajetreado viaje hacia un mundo nuevo, un mundo distinto.
Al principio, todo era extraño, pero tan encantador como lo puede ser ver a una niña pequeña darle la mano a su padre para cruzar la calle. No puse en duda que me esperaban momentos inolvidables en su interior, años de alegría, formación y un sinfín de buenas aventuras. También pensé en que en alguna que otra ocasión, me vería contra las cuerdas, frente a un autor con guantes rojos y calzón blanco y con más público del que hubiera deseado, pero a fin de cuentas, lo estaría haciendo: algo que he soñado desde esa edad que antes indiqué: los 17 años.
Hoy hemos despedido a mi profesor de Antropología Filosófico, Don Jacinto Choza Armenta, un gran profesor, persona y hombre. Es un hombre del que he aprendido muchísimo, pero, sinceramente, del que podría haber aprendido más. Creo que ahora comprendo con más certeza cómo se sintió Descartes al abandonar La Fléche y emprender la ardua tarea de la búsqueda del conocimiento. Siento que esa gran persona y excelentísimo profesor ha aportado un granito de arena más al reloj que marca y mide el paso de mi vida: mi devenir; pero me hubiera gustado que hubiese aportado todo un saco. Serán tantos y tantas las personalidades que conoceré y me ayudarán a continuar mi camino que, cuando vuelva a releer esto que ahora escribo a las 13.30 el día 18 de enero de 2011 en el tren de cercanías C-4, que cogí en la estación de trenes de San Bernardo, cerca a mi facultad, y con dirección a la estación “Palacio de Congresos”, seguro que esbozo una gran sonrisa. Ahora sin embargo me siento algo triste, aunque orgulloso. Orgulloso por ser lo que soy, y por estar haciéndome en el camino que me hago. Por hacerme lo que soy, y por haber aprendido aunque solo fuese un granito de ese profesor. Ya estamos llegando, creo que continuaré en casa."

lunes, 5 de abril de 2010

Crítica a la educación artística.


Aquí dejo la "obra" de un muy querido amigo mío que con gran trayectoria musical, se inicia en el ámbito literario. Suerte


Crítica a la educación artística
¿Por qué darle a un arte más importancia que a otras, qué es lo que hace que en la educación española se le dé más importancia al arte de la palabra, y no a otras artes, que en mi opinión son iguales de importantes, como por ejemplo la música?
En Bachillerato, educación no obligatoria y, en la mayoría de los casos, preparatoria para una educación especializada, encontramos distintas ramas destinadas a realizar una introducción preparatoria a la disciplina concreta que se estudiará en un futuro no tan lejano. Y todos, no solo los de humanidades, todos debemos estudiar literatura, el arte de la literatura, debemos aprender a comprenderla, a estudiar su historia…, pero sólo de la literatura ¿Por qué iba a ser esta más importante que el resto de artes?, y si no se pueden estudiar todas las artes por falta de tiempo, ¿por qué la literatura sí? Comprendo que se tenga que estudiar Lengua, porque es necesario saber redactar y saber expresarse correctamente, pero, ¿Literatura? Bajo mi punto de vista, no es más que una cojera cultural lo que conseguimos así. ¿De qué sirve conocer a Garcilaso de la Vega, o a Lope de Vega si no conocemos a Miguel Ángel, o a Johann Sebastian Bach?
E incluso en Selectividad, también piden tener unos conocimientos de la historia de la literatura… ¿y para qué sirve eso a un alumno de ciencias? ¿Para qué le sirve conocer a Quevedo y no conocer a Liszt?
¿Y por qué en humanidades, se tiene que estudiar Literatura aparte de Historia del arte, englobando las demás artes solo en una asignatura? E incluso dentro de Historia del arte, prácticamente lo que se estudia es la pintura y la escultura…pero, ¿y la música? La música, el arte que muchas veces ha sido considerado como el arte más influyente en el carácter humano… Entiendo que sea un arte complejo de ejecutar, pero al menos, si la escuchamos, deberíamos comprender un mínimo, y al menos deberíamos saber qué es una clave de sol, o para qué sirve un sostenido...
Cuando estamos en Educación Primaria y Secundaria, ¿Cuántas horas de Plástica, o dibujo artístico y técnico se imparten? ¿Y cuántas de música? ¿Es que la estética visual es más importante que la musical? Que yo sepa, la gente compra mp3 y compra Cds para escuchar cualquier tipo de música que no mira escultura o pintura… pero sin embargo ignoran muchísimo más la evolución histórica de la música que de la pintura o la escultura… y no digamos de la literatura. Pero sin embargo, es extraño. Si a alguien se le pregunta por un arte, ¿qué es lo primero que se le viene a la mente? La pintura, uno de los artes por los que en general se muestra menor interés, y con el que, en mi opinión, es más difícil expresar sentimientos. Es algo que no entiendo…
Estoy colocando a la música como víctima de la ignorancia artística porque soy músico, y es el arte que exploto, y que mejor comprendo, pero por ejemplo, en escultura soy un auténtico ignorante. En los colegios, además de literatura y de pintura, podemos encontrar un poquito de música incluso, pero, ¿y la escultura? ¿Y el cine, que tanto está evolucionando últimamente? ¿Es que por no haber existido en la antigüedad clásica o en el barroco no es importante? Pero la mayoría de la gente, incluido yo, somos unos ignorantes de la historia del cine. Si a los jóvenes de ahora les preguntan por Psicosis, que nos legó ese sonido tan característico que todos conocen… ¿Sabrán de su existencia?

A.R.C.

miércoles, 31 de marzo de 2010

"Va de Historia..."

Cuando pequeños... Aprendíamos cosas que jamás habríamos jurado como válidas... Si bien, aprender las tablas de multiplicar era todo un logro y carecía de utilidad alguna más que para aquellos que se se hacían llamar a sí mismos intelectuales, y que con sus prepotentes excentricidades pretendían cambiar el mundo. Claro está que por aquellos entonces no llegaba al metro de estatura y considerar mis "meditaciones" como certeras y no menos metafísicas que las de aquellos que nos "enseñaban...", teniendo en cuenta que algunos de nuestros mayores entretenimientos eran tirar piedras a los gatos y levantar las faldas a las niñas... No era aconsejable.

Con 16 años comencé a estudiar la historia política del país, aquello que unos tachaban de agitado e incomprensible más que para la mente española ("Si fuésemos alemanes, ni Carlos II hubiera sido tonto ni Isabel II una "facilona", con todos mis respetos" solía decir mi profesor de álgebra). Con 16 años estudié que la actitud de mi país era similar a la de aquellos que lo gobernaban, y empecé a preguntarme el por qué de tales fallos... Cierto era que ante la estadística de golpes de Estado, guerras, cambios de gobierno, redacción de Constituciones... España era toda una campeona! Y detalle que jamás podría llegar a entender: ¿Cómo era posible que con una sola constitución, como la americana de siglo XVIII, podía gobernar con tanta "autonomía" a un país que año tras año avanzaba a pasos de gigante por alzarse con el "título" de potencia mundial? Hoy creo encontrar mi respuesta en McDonals y Burger King.
Con el estudio de la filosofía pensé que lo más acertado hubiera sido quitar del poder a abogados y corruptos, y colocar a, como Aristocles juraba, un "Filósofo Rey", que gobernara y pusiera en orden el país (no tanto, sin embargo, como lo haría el "cirujano de hierro" regeneracionista, Miguel Primo de Rivera). Mas acabé por darme cuenta de que en este caso, lo más probable hubiera sido que el filósofo abandonase el arduo, aunque bastante placentero, camino del pensamiento y la metafísica para adentrarse en las fronteras del marisco y el lujo, sin saber que con ello no haría más que morir en la historia de la hipocresía y los sofistas.
Con todo esto, y aún a sabiendas de que soy hombre de una mente mediocre, "del montón" como solemos decir habitualmente, y con nociones muy básicas del estudio y de la vida, llega a mi historia, la palabra crisis. Ya la habíamos estudiado a fecha de 1929... Sus consecuencias... Desastre de Wall Street... Bancos = Catástrofe. Pero con todas estas referencias, uno no sabe lo que realmente significan sus conceptos. Yo jamás entendí, como lo hizo Ana Frank, la barbarie nazi... Ni mucho menos pude comprender la apoteosis de Napoleón. Ya me hubiera gustado ver a Leonardo crear la Gioconda o sentir el amor y calor de la mirada de Jesucristo una vez colgado en la cruz... Pero no pude.


Pero hoy, y aunque tampoco pueda entender de política o gobierno, entiendo de amor. Soy humano, tengo familia y recuerdos de ellos. El amor es lo que hace destacable al hombre. Puede que jamás llegue a comprender cómo progresa el país con Golpes de Estado o Elecciones municipales. Pero una cosa sí es cierta: Comprendo la palabra crisis. Mientras mis padres no tengan más que vender para conseguir comida, entenderé la palabra crisis. Mientras los medios de comunicación español oculten a un país en decadencia que se MUERE y que sus habitantes no pueden más que dar las últimas bocanadas de vida antes de caer... Entenderé la palabra crisis. Cuando deje de romperme los nudillos colocando ladrillos y mi espalda vuelva a su posición natural, entenderé la palabra crisis. Quizás, cuando vuelva a estudiar, olvide el significado de esta palabra, pero hasta entonces, estoy seguro de que siempre habrá alguien que nos lo recuerde, y en el caso de que así sea, espero con este escrito recordármelo a mí mismo, a menos que para entonces ya no esté aquí.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

~Best Seller~



Hace poco escuché de labios cultos, nobles y maduros algo sobre el fenómeno del Best Seller. En un principio pensé que se trataba de una postura convecionalista, sobria y dejada a la pluma dictatorial que gobierna a todos aquellos que se hacen llamar lectores pero que no pueden explicar en pocas palabras el mero significado de estas.
Pero conforme atendía a la conversación, noté que la cosa era mucho peor. Advertí que donde algunos juraban de arquitectos, no sabían de números y medidas; que aquellos que al público jóven divulgaba el pensamiento y significado de las ideas, jamás había leído a Platón, y que mientras los hombres se rezaban como autores de novelas y cuentos, el lector era mutilado inevitablemente.

Hace poco lo escuché, pero temí por creerlo.

Denominamos con el término "best-seller" a aquellas obras literarias que son aceptadas con furor e interés, y que consiguen un número de ventas no menos que adecuado.
Lo que determina que un libro alcance el "título" de "best-seller" es el grado de entusaiasmo literario que ejerce sobre aquel que se dispone a leerlo, no sobre aquel que lo escribe.
Evidentemente, no alcanza el mismo entusiasmo una pieza de literatura clásica, publicada por primera vez cuatrocientos años atrás, sobre un jóven de dieciséis años, no siempre, que sobre un "ilustrado" doctor en bellas artes. Evidentemente, no; pero no siempre. No me gustaría manchar estas palabras generalizando ni mucho menos adquiriendo rasgos comunes a aquellos a los que critico: no hace mucho que vi a una chica de 21 años con hojas de Cernuda, y mi sobrino no deja de preguntarme sobre la "verdadera" razón de la muerte de René Desc.
Sin embargo, siempre son presentes en la sociedad ciertas tendencias que hacen que de las hormonas, el sexo y las drogas, en adolescentes, se aprecien más obras del carácter de Stefanie Meyer que de Antonio Gala.
Esto no determina que una obra sea considerada como "best-seller" o como un simple "error de publicación", tan solo encontraremos la determinación en aquello que como lector considero: el número de lectores.
Podremos escuchar que la novela negra no está a la altura de muchos, que Laura Gallego no haga más que "chochear" con ilusiones sin fin, que Ruiz Zafón no pueda separarse de aquel aura tan "retro" que lo caracteriza, e incluso que Dan Brown es es realmente un miembro Opus Dei. Por escuchar, podríamos escuchar que Jesucristo era del Barça, y que Michael Jackson aún sigue vivo. Pero eso es solo escuchar, y nosotros, como personas que somos, podemos considerarlas como ciertas o falsas, pero no siempre creerlas.
Mi derecho, como lector, es considerar para mi gusto y postura, si una pieza es buena o no tras su lectura, compararla con otros que hayan causado un efecto similar en mi persona, o tacharla de carente frente a otras ediciones que haya leído. Es mi derecho, y gusto, como lector que soy, pero lo que no me proporciona el poder, ni el privilegio por ello es de manchar, beatificar o falsificar el título de una obra con el juego "best-seller" pues eso no está en mis manos.
Si un autor, consagrado como escritor desde hace algunos años se encuentra en una situacion en la que declara que un compañero de oficio es o no un buen escritor, no debería juzgarlo como tal a no ser que pronunciase las palabras "para mí...", "desde mi punto de vista...", pues si no, no hace más que contradecirse con el claro ejemplo de su persona. Es lo correcto desde mi punto de vista.
Por muy corto que pueda ser un libro, la pobreza semántica que lo caracterice, la falta de ilustraciones en su interior, la poca veracidad histórica o la simple carencia de personalidad con la que el autor lo haya escrito, si causa un revuelo social, las niñas no paran de leerlo, se habla en clase y oficina a todas horas, y es el mejor acompañante para pasar una noche... Es un Best-seller.

Jamás diré, formalmente, que Dan Brown es un mal escritor, pues, desde mi punto de vista no lo es, y no tengo el derecho para decirlo, y mucho menos en un medio de comunicación... Al menos sin haber pronunciado las palabras mágicas que sí me permiten hacerlo.

Aunque consideremos que un libro es propio de oraguntantes... Si no es dejado de leer ni por un solo momento a nuestro alrededor, bien venido sea; en nuestra villa de orangutanes lo recibiremos con mucha honra.

Esto suele ser lo que ocurre en una sociedad como la de hoy día, en la que los orangutanes no han llegado a gobernar el mundo. Antes tendrán que pedir permiso a los vampíros y magos que, hoy por hoy, encuentran seguidores hasta debajo de las piedras.

viernes, 17 de julio de 2009

"...la vida no puede ser tan fácil como para mediarla en palabras..."



...1993

Hoy me levanté con ganas de llorar; la razón... Jamás la entendería del todo. Como cada día, con pie derecho, cansada y agobiada, aseo mi cuerpo antes de la batalla diaria de la vida y miro en el espejo aquello en lo que se ha convertido mi rostro. Esta noche soñé con mis padres, con dulces y juguetes, con muñecas de trapo y sábanas de colores. Con abrazos y mimos, sueños e ilusiones. Soñé con mi abuela, la que durante mi infancia tanto cariño me mostró, con mi mejor amiga, Ana, que siempre se encontró a mi lado ante los problemas y aciertos... Con mi antiguo profesor de Música, Joaquín, quien enseñó a esta que escribe el significado de las notas, y con Clara, mi profesora de Filosofía que me hizo ver el por qué de dicho significado. Con todos ellos, con sus defectos y virtudes, con sus palabras y olores, con todo. Fueron de gran importancia en mi vida, a lo largo de mis primeros veinte años. Ahora tengo treinta y dos.
Mi madre siempre dijo que yo disponía algo que las demás niñas no poseían:

Los girasoles solían necesitar mucho cuidado... Aquella tarde la ayuda recayó en mis manos. Mientras descansábamos un rato, mi madre me dirigió unas palabras.


- Isabel, ¿qué es para ti la vida? -recuerdo el modo en que me preguntó, como si de ayer se tratase.
- Pues madre, puedo considerar la vida como aquel fondo en el que realizamos nuestros actos...¿tal vez?
-¿Te refieres al mundo?¿Al cielo?¿A casa?-una sonrisa tomó forma en su boca cuando señaló con su mano derecha la parte de nuestro hogar que yacía en la lejanía,de manera que si de una foto se tratase, efectivamente, el fondo de esta estaría formado por aquellos muros.
- No, madre... Es más bien... El lienzo en el que se pintan nuestros actos, pasados, presentes y futuros... El pentagrama que graba los sonidos y melodías que presenciamos... El libro que guarda nuestros recuerdos y pensamientos. El conjunto de ellas, todo eso es nuestra vida.

Mi madre cayó durante un instante. Segundos después, mientras su mirada continuaba en la lejanía de los prados acariciados por el rubio de sus cosechas, asintió con la cabeza.

- Hija... ¿Sabes qué es para mi la vida?
- ¿Qué, madre?
- Tú, hija mía, tú.


Aquella tarde, algo se hizo ver un poco más en mi mente, algo que ya había visto mi madre desde la vez que comencé a pronunciar mis propias palabras, y que dejaría de ver con el paso de los años.

Hoy me levanté con ganas de llorar.

Mi rostro en el espejo no era nada fuera de lo común. Cualquiera que hubiese dedicado un hilo de intención a prestar unos segundos a mi vida en aquel momento, habría notado que en aquel espejo se reflejaba una buena visión de la ordinariez que muchos sufren.

Refresqué mi cara con agua y con un poco de ímpetu y dedicación, borré de algún modo las ojeras que tanto protagonismo adquirían.

Miré a mi espalda, un relog que colgaba de la pared. El tiempo pasaba, cruel y lentamente, como si se riese de todo ser que lo saludara con la mirada.

Hubo veces en las que pensé que si el tiempo dejase de pasar, si una vez, solo una, dejase de hacer "tic-tac"... ¿Qué sería del ser humano? La respuesta no la obtuve en los libros, sino en aquellos en los que se inspiran.

Desde hace millones de años, milenios y siglos, el hombre es un ser con ciertas peculiaridades que lo hacen especial con respecto a otros seres. Mostrando con excesiva facilidad que el ejemplo más claro lo tenemos en la moral, el logos que surca nuestro rostro, o la simple curiosidad por pensar en ello.

-Profesor... ¿Qué es el hombre?
- El hombre es el ser que se pregunta a sí mismo ¿qué es el hombre?

Las risas se hicieron en aquella ocasión entre los demás compañeros de clase, sin embargo, Sergio, aquel chico de cuarto curso que preguntó semejante duda ante el profesor de Filosofía se sentó, llevó una mano a su barbilla y solo hizo una cosa: pensar.


La religión, las artes, el destino, el cosmos, el universo, la suerte o la magia... Todas y cada una de ellas son protagonistas en las vidas de cada una de las personas que han tenido lugar, tienen y tendrán.

Una vez, un sabio sacerdote me dedicó palabras llenas de incienso y mirra...

-Padre, ¿por qué no descansa y cierra hoy la Iglesia? Se le ve cansado, creo que no debería pasar tantas horas "en vela" y mirar un poco más por su salud.
-Hijo mío... Mi salud es la de ellos -señaló a los visitantes que martirizaban sus rodillas con la gracia de hacerlas testigo de su Fe-. Si ellos dedican su vida a la creencia y la Fe, qué menos que dedicarles la mía... Con los años aprenderás que allá donde unos ven perdición y muerte, otros ven el camino de encomendarse a Dios... El ser humano es débil, necesita tener un fin. Al fin y al cabo, no todos somos Kant.


Hoy me levanté con ganas de llorar. Miré por la ventana cómo el resto de personas se desplazaban con intención de cumplir con sus obligaciones, con sus propósitos...

Una vida llena de maltrato, desolación y pena... El rezo diario es lo único que ampara a la víctima.

Una vida llena de lujo y disfrute puede cambiar con el testimonio de una triste sonrisa.

El ser humano es débil... Pero humano.

Entendí aquello que hoy pongo de manifiesto sobre el papel.

El hombre sabe que cuando una manzana cae al suelo,es porque una fuerza la ha atraído. Pero... ¿Y si esto no sucede? Si por un instante, las cosas dejaran de verse accionadas por la gravedad...
El hombre sabe que el rezo diario conlleva a la salvación eterna... Unos creen en ello y otros no, pero siempre hay una mínima esperanza, ya sea divina o humana. Pero... ¿Y si esto dejase de ser así?
El hombre aprecia que necesita ser querido, y querer al mismo tiempo para ser humano. El hombre, al igual que las demás especies, se relaciona con sus semejantes y no, por instinto... Si un niño pequeño pierde a su madre, ¿qué sucede?

En todas y cada una de ellas actúa lo que, por hacerlo de algún modo, yo llamo como "Ley del desamparo".

El ser humano es víctima del desamparo, pues se aprecia en cada uno de sus aspectos.

Si un niño pierde a su madre, llorará su pérdida, sufrirá las consecuencias y manchará su mente de recuerdos dolorosos.
Si la manzana no cae, la duda acabará con el ser que la remedia pues temerá las consecuencias que puede producir en él mismo...
Si Dios no existe... Hay quienes piensan que no merece la pena vivir... Otros piensan que como vida hay una, mejor dedicarla al goze y no a las responsabilidades... Algunos dedican su tiempo a meditar sobre qué ser sería el adecuado para una vida posterior, aquello que llaman como "reencarnación".

En cualquiera de los casos, apreciamos las consecuencias que se apoderan de nosotros con algunos ejemplos diarios.

Si el tiempo dejase de pasar... Que horribles hechos ejercería la madre naturaleza por la violación de una de las leyes irrefutables de la existencia.

¿Se apoderaría la locura de nosotros?

¿Acabaríamos con todo lo que hasta hoy nos ha rodeado?

¿Seríamos capaces de describir lo que significa nuestra vida?

Por un instante, algo me llenó de satisfacción interior.

El hombre lucha por un fin, por un después, consecuente de sus actos del presente. Pero yo solo sentía melancolía por la existencia, por el paso de los años, por el olor a dulces y el trato con muñecas. Si esto mismo que pienso, ha llegado ya a manos del ser humano, no ha debido de ser tan malo pues si no, yo misma no estaría escribiendo esto.

Desde entonces, sería capaz de mirar a los ojos a los demás ocupantes del tren, compartir con risas y alegría los momentos que nos rodean, y salir de vez en cuando a la superficie del mar que ahoga mis pensamientos pues si permaneciese en ellos todo el día, sufriría los mismos efectos que buzo irresponsable.

La vida es algo que todos tenemos... Difícil de obtener pero fácil de eliminar. Pensaré dos veces mis acciones ante una cucaracha, discutiré, siempre con la moral de por medio, el sí o no al aborto, y mostraré mi apoyo a aquellos seres que la pierden de forma cercana. Sin embargo, aunque algunos se atrevan a proporcionar una definición apropiada, sigo considerando que no puede ser tan fácil como para mediarla en palabras.

jueves, 2 de julio de 2009

Las rosquillas de Don Juan Manuel.


Tengo treinta y seis años. Trabajo como periodista para un conocido periódico de Sevilla, en el que mi deber, como el de todo periodista, en teoría, es informar al lector de una forma veraz y concreta. En un principio, muchos pueden pensar que este texto estudie el por qué de… Sin embargo, me centraré en temas algo más clásicos, al menos algo que sirva para hacernos ver en qué nos hemos convertido.

Cada noche, a función de hacer ver a mi mujer que soy un buen marido y esposo, y con la escusa para coger a mis hijos y poder darles más de un beso, cosa que normalmente es bastante difícil, doy las buenas noches. Algo habitual, en pocas familias, y si no que pregunten a ese que llaman Malafuente o algo así...

Sucedió una noche que mi hijo más pequeño, Javier, no podía dormir, y como siempre, el padre que es escritor, y buen marido, destacando esta última sino quiero quedarme sin cenar, tuvo que hacer las veces de narrador y llevar en volandas a los próximos espectadores a un destino nocturno.

En la búsqueda de una buena historia con la que despertar el sueño dormido que poseía el pequeño, me decanté por lo tradicional, descartando a Marco, La caperucita roja y Los tres cerditos, para resucitar algo aún más clásico, algo con lo que muchos profesores martirizan a sus alumnos, pero que desde mi punto de vista, nos ayuda a algo en la vida, aunque solo sea para criticarlo.

Elegí el cuento XVII “Lo que sucedió a un hombre que tenía mucha hambre, a quién convidaron por cumplido a comer”, con motivo de despertar algo en la mente de mi hijo que, además de hacerlo dormir, lo hiciese pensar, sobre todo pensar, que como seres humanos… Es lo que nos hace tener un valor.

Empecé el relato con las primeras palabras de Don Juan Manuel, cuando mi hijo... Sin pensarlo mucho, me quitó el libro de las manos, lo cerró y depositó en la mesilla de noche. Atento a esta reacción, me planteé dos cosas: una, que mi hijo ya sabía la historia y por lo tanto andaba tan cansado de escucharla que para hacerlo una vez más, prefería dormirse sin más… Otra, que la historia era un coñazo, literalmente, y que para eso prefería escuchar a la amiga del moño rojo, o esa que según dicen, hacía compañía a su abuelito. Ante tal duda, no hizo falta esperar mucho pues mi hijo me dejó las cosas bastante claras:

- Papá, ¿por qué Homer coge por el cuello a su hijo?

Con semejante pregunta, con decir que en lugar de corbata, llevaba mis… Lo digo todo. Esto me hizo ver una serie de cosas que no todos han visto, o que si lo han hecho, no lo han dicho.

La sociedad actual, española, italiana o norcoreana, aparte de sufrir ataques de considerable inseguridad, debido a aquellos mensajes subliminales, carece de cultura general en amplios modos. Con el paso de los años, podemos observar cómo los jóvenes de hoy en día, sea en el ambiente que sea, musical, literario o sexual, no poseen los recursos culturales que la mayoría de los de mi época, o al menos aquellos que se interesaron, tenemos.

Cuesta creer que en media calle, sin más se pregunte a un quinceañero sobre quién era Brian May, Garci Rodríguez de Montalvo o Felipe González, y que este te responda: Lo siento, no soy de aquí; Quizá era de Marte… Y es que señores, nos derretimos por los pies.

En el caso de mi hijo, era comprensible que se aburriese ante los efectos del Conde Lucanor, pues tenía seis años y para él, todo lo que no fuesen Pokémons y Action Mans, no existía… Pero para el resto de la humanidad, antes de salir a la calle, no vendría mal dar una vuelta por alguna que otra biblioteca, al menos por no padecer vergüenza por existir.

Si somos la única raza que piensa, que siente y que es capaz de decidir entre qué es bueno o malo, como personas que somos, deberíamos ser capaces de saber alguna que otra cosa que nos llene culturalmente. La información, y los medios comunicativos no existen para entretener a viejos aburridos en los parques, con todos mis respetos a las personas mayores, ni para recoger las cagadas de los perros, perros… Más bien, para dar alguna utilidad a la mente humana, para hacer que cada día que despierte, conozca algo más y que en el caso de que sea algo útil, lo ejerza. Cada año, un buen número de periodistas cae en la duda de seguir en el oficio, o tirar por otras vías que, o bien tengan más salida, o que haya que escribir menos, y suponiendo que cada uno tiene sus motivos, una idea general muestra que una vez más, la información no es respetada.

Si vemos una planta en una tienda. Una planta que nos encanta, que es preciosa y que tiene unas flores magníficas. Planta que, debido a su genética vegetal, es capaz de aguantar todo tipo de situaciones climatológicas, garantizando un futuro clave. Ante esto, nos mimamos e ilusionamos con la idea de tenerla, y tras unos días la compramos. Pero si no la atendemos, pasamos de ella y con esto no la regamos, la planta morirá, y nuestros deseos por ella, que eran fruto de más capricho que razón, ahora yacen tirados por el suelo en compañía de sus hojas... Del mismo modo, el periodismo, la información, y la cultura en general debe ser puesta en boca de todos, de modo que hasta el más humilde albañil, o el más ilustre escritor, compartan datos que los hagan dignos de ser personas. Conseguir que, en determinadas situaciones, el albañil comprenda sonetos y sea capaz de entender a Garcilaso de la Vega, y que el escritor pueda crear cemento, prácticamente de la tierra. Para aquellos prepotentes que presumen de saber, pero que después demuestran que de lo único que saben es de salir por patas, aclarar que la información, y aquellos que la emplean, no tienen carácter discriminatorio, pedante o inútil. Que pueda ser aburrido, es comprensible, pues si Aristóteles no equilibró muchos sus ideas al respecto de los gustos, yo tampoco lo haré, al menos en este escrito.

Demostremos a la sociedad, que día tras día, al igual que surgen nuevos médicos, matemáticos o arquitectos, el hombre de a pié es capaz, de la misma forma, de saber que si el médico le indica que padece una sinusitis, comprenda que es una infección en relación con las fosas nasales y no un problema trigonométrico.

Empleemos los frutos que otros dieron como producto de sus esfuerzos, amemos la cultura como base de nuestra existencia como seres morales que somos, respetemos a los demás según su conocimiento y no discriminemos a aquellos que no posean lo que otros sí, pues de alguna manera se muestra que el que lo hace carece de cultura moral, y actúa de forma similar a la de los animales, y si no cree esto, que pregunte a Kant, si es que lo conoce.

Para la próxima vez, si la suerte de mi hijo no le permite coger sueño, y mis ganas de padre se acentúan, le comentaré que Homer es de esa manera porque su hijo, Bart, lo saca de quicio debido a sus travesuras. Pero que en el fondo de esta familia, donde hay violencia, tacos o ironía, se encuentra el reflejo de sentimientos amorosos que acompañan al ser humano en todos sus aspectos. No sé si a base de esto, Javier, Javi como lo llamamos en casa, cambiará su opinión acerca de este tipo de “dibujos”, comprenderá la razón por la que un viejo borracho decidió crear este tipo de serie, o aumentará su interés por el conocimiento… Pero lo que sí me llamaría la atención sería que en esa misma noche, en lugar de permitirme expresar mis conocimientos sobre estos personajes amarillos y sus costumbres, me pusiese el libro de Don Juan Manuel entre las manos, y preguntase:

- Papá, ¿por qué Patronio sabe tanto?

- Porque es humano, hijo, por eso…